Según la versión española del sitio web de www.ikea.com:
" En IKEA nos esforzamos en mantener nuestros precios lo más bajos posible para que sean accesibles a la mayoría de las personas. Aunque no a cualquier precio. El proceso de diseño en IKEA tiene como objetivo crear un impacto mínimo en el medio ambiente y que en su producción, los proveedores garanticen las mejores condiciones laborales" . Lo que se les olvidó mencionar es que estas "mejores condiciones laborales" van en directa proporción a las "peores condiciones de compra" para el cliente..o sea, mi papi, mi mami y yo. Todo comenzó cuando el Colegio de mi mamá dio una charla de bienvenida a su nuevo equipo educativo + familiares. Durante dicha charla se nos orientó con respecto a los distintos aspectos de las costumbres, servicios y sistemas económico, médico y legal de Luxemburgo. Para comprar nuestros muebles nos aconsejaron ir a un lugar justo en la frontera con Bélgica (cuya sucursal estadounidense aparece en la película "500 días con ella"): IKEA. Según las señoras de la charla, es la creme de la creme para comprar muebles de buena calidad que no salían un ojo de la cara ( como en Luxemburgo) y que, debido a su cercanía con la frontera, era muy fácil llegar allá.
LA REALIDAD
El viaje en tren es tranquilo, sólo unos 20 minutos del centro de Luxemburgo. Pero una vez que cruzas la frontera las cosas empiezan a cambiar. Nos percatamos que estábamos en Bélgica cuando a lo lejos divisamos el gran letrero de IKEA. El tren siguió su camino y nos bajamos en la primera estación ( falta nombre), un pueblo pequeño donde no había nadie en sus alrededores salvo los funcionarios de los trenes y algunos pasajeros que se bajaron con nosotros. El paradero para tomar el bus se encontraba cerca, pero para nuestro inicial asombro, como era sábado, el bus que nos llevaba directo a IKEA pasaba sólo 4 veces durante el día, teniendo que esperar 2 horas hasta que llegase a pasar el próximo. Hacía mucho calor y con mis papis decidimos ir a explorar el pueblo en busca de algún jugo o helado. Eventualmente encontramos seres humanos como a un kilómetro de la estación, en la "calle principal" que consistía de un concentrado de cafés y restaurantes. Comimos unos helados, todo relativamente bien hasta ahí. Cuando nos devolvimos a tomar el bus, éste nos llevó por un viaje de 35 minutos a través de caminos serpentiantes y en parte de tierra. Lo que nos llamó mucho la atención fue el hecho que el bus básicamente nos acercaba de vuelta a Luxemburgo, ya que como les mencioné, IKEA queda en la frontera, pero como el tren no para allí si no un poco después, es necesario retroceder. En otras palabras, para llegar a un lugar que queda a menos de 20 minutos del centro de Luxemburgo nos demoramos 20 minutos + 2 horas de espera por el bus ( más 2 kilómetros de caminata por los helados) + 35 minutos de viaje en el bus ( habíamos salido en el tren de Luxemburgo a las 9.17 am). Llegamos a IKEA un poquito cansados pero con toda la yupilina de compra. Subiendo unas escaleras en la entrada principal se llegaba al segundo piso donde tienen de todo para el hogar, compartimentado en ambientes semi cerrados que recrean cada habitación de la casa, en todas sus variedades. Y para que uno no se pierda han puesto unas flechas en el piso que indican el sentido de las muestras. Este último punto es muy importante ya que como cada ambiente está dentro de un cubículo, que no están ordenados en filas largas y continuadas, sino más bien en una extraña enmarañada de secciones que continúan a la vuelta de muchas esquinas, no se puede ver más allá de 4 o 5 de estas habitaciones simuladas. Nos propusimos no separarnos nunca mientras buscábamos los muebles que necesitábamos. Cada ítem tiene una etiqueta con un listado de referencia ( en belga) que, en nuestra ingenuidad, supusimos que se trataba de del número de compra requerido al pasar por caja. Por supuesto, en un momento de descuido nos separamos, lo cual nos hizo perder casi una media hora. Esto apuró bastante la compra debido a que teníamos que terminar todas nuestras compras antes de las 5.10 pm, cuando pasaba el último bus de vuelta a la estación. Con hambre y bastante más cansados de tanto caminar y dar vueltas por todos lados, bajamos a las cajas donde nos pegó una horrible sorpresa: los números de referencia no eran para comprar directamente sino que correspondían al número de pasillo y de estante donde se encontraban el tipo de mueble que uno había escogido. En otras palabras, tuvimos que bajar a una mega hiper bodega de pasillos interminables donde NOSOTROS MISMOS teníamos que sacar CADA PIEZA DE CADA MUEBLE que habíamos anotado, y subirlas a carritos especiales. SOLOS, SIN AYUDA DE NADIE.Y PASARLOS NOSOTROS MISMOS. CADA PIEZA. POR CAJA.
Como mi papi no puede hacer fuerza con su columna, con mi mami apenas nos pudimos un clóset gigante y un sofá pequeño. Ya eran casi las 4.30 pm y todavá nos faltaba pagar y averiguar si nos podían ir a dejar el resto de las cosas a la casa más adelante (no, sólo se va a dejar lo que uno mismo pasa por caja, asi que chao cama, libreros, otro clóset, mesa de tv y sillones). Lo que alcanzamos a sacar lo fueron a dejar el mismo día en la noche a nuestro garage ( no dentro de nuestro departamento ni mucho menos con un servicio de armado. Y un puro chico de 19 años, sin luz en la parte de atrás del camión, bajó las piezas del mega clóset y el sillón ... hasta ahí no más les llegó "las mejores condiciones laborales"). Muy cansados y con mucha hambre y sed, nos tragamos unos hot-dogs luxemburgueses y unas bebida de un puestito que se encontraba a la salida, mientras veíamos el bus haciendo su entrada. Tiramos lo que quedaba de bebida ( no se puede tomar ni beber en los buses) y nos dirigimos de vuelta a la estación, donde ahora teníamos que esperar sólo una hora para el tren de vuelta Luxemburgo. Con el cuerpo y el cerebro machucados nos preguntamos porqué esas señoras de la charla se les pasó por la cabeza que IKEA era "el mejor lugar para comprar muebles". Aún si hubiésemos tenido un auto, lo que nos hubiese significado ahorrar lo largo del viaje, igual tendríamos que haber sacado los muebles por nuestra cuenta de la bodegas y armarlos nosotros mismos en la casa. Más adelante descubrimos que TODOS los que estuvieron presentes en la charla fueron a IKEA y que TODOS nunca más piensan volver. Una pareja estuvo 3 días armando un pequeño ropero y, nosotros, armamos de a poco el sofá y tuvimos que contratar a unos maestros que nos cobraron 300 EU para subir y armar el clóset mega gigante.
En el video promocional de IKEA que les dejé en la columna derecha se aprecian tres cosas
1) La iluminación tenebrosa de IKEA y sus esquinas serpentiantes.
2) Las flechas estilo "camino hacia la morgue de los hospitales" que están en el suelo.
3) Que los únicos seres vivos que genuinamente se sienten a gusto en semejante lugar no son seres humanos, sino gatos hipnotizados por la bella música de una sirena del jazz.
NEVER AGAIN